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19° FESTIVAL DEL LIBRO Y LA CREATIVIDAD DE PUNILLA - 3° PREMIO DEL CONCURSO DE MICROCUENTOS

Este es "TEJER", el tercer premio del 19° Concurso de Cuento "Babel", modalidad Microcuento. Una bella evocación de lugares perdidos.

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EL HOMBRE DE LOS OJOS NEGROS

El padre Rojas salió del hospital con una sensación extraña en el estómago. "Me estoy muriendo".   No tenía miedo a morirse:era el dolor lo que lo asustaba. Mucho. Miedo a no ser capaz de soportar el dolor y pedir piedad y calmantes a gritos. Perder el pudor entre sábanas manchadas con su propios inicuos fluidos.   Se sentó en la plaza a observar a los que tomaban sol, jugaban a la pelota o esperaban pacientemente al pie de la calesita. Reconoció a unos cuantos habituales de los domingos, a otros menos de los sábados, y a muchos más que ni pisaban. Eran más los hipócritas entre los habituales que entre los que lo saludaban por la calle nada más que porque llevaba un ropaje identificable. ¿Cuáles se compadecerían de su sufrimiento? ¿Cuántos irían a preguntar por él durante su agonía, en voz baja, de pie junto a la puerta y sin atreverse a sentarse? Él nunca había abandonado a un moribundo. Cierto que tampoco se había sentado: no le había parecido una actitud correc

"EL CUERPO EQUIVOCADO" - CAPÍTULO 10

  "Tres esferas II"- M.C.Escher- Digital Commonwealth Otto Koppf no tenía oficinas. Su "despacho" estaba en la mesa de una de las confiterías tradicionales de la ciudad. Allí leía los diarios, cobraba los alquileres de sus locales, y realizaba sus operaciones de usura a la luz del día y al doble de los intereses de plaza. Martello encaró hacia la mesa de Koppf cuando éste ya le hacía señas para que se acercara a tomar un café. Se saludaron e intercambiaron banalidades mientras el mozo los atendía y los demás parroquianos paraban las orejas. Martello se acomodó de forma de quedar de espaldas al público. — Ya me extrañaba que no viniera a verme — dijo Koppf con calma. — ¿Por qué?— Martello fingió una moderada sorpresa, como para no desilusionar al viejo. — Estuvo en lo de Saguie...— Koppf dejó la frase sin terminar. — Entonces, podemos ahorrarnos un montón de tiempo los dos. — González del Río vino a verme por un asunto privado — Martello enarcó una ceja

"EL CUERPO EQUIVOCADO" - CAPÍTULO 14

  "Jinete", M.C. Escher - Digital Commonwealth Viven espiando la vida de los otros. Detrás de la actitud displicente, debajo de la mirada eternamente encapotada, ocultan la atención insidiosa. No hay actitud, inflexión de la voz o gesto imperceptible que se les escape. La mueca de la boca simula una sonrisa, pero es nada más que el rictus de la evaluación cínica. Viven vidas vampíricas, sorbiendo de sus víctimas informaciones nimias cuyo cúmulo les sirve para listar las miserias ajenas con minuciosidad, para obtener quién sabe qué beneficios. Se saben temidos, odiados, pero no les importa porque eso les vuelca adrenalina en las venas. Se sienten tan poderosos que se olvidan que sirven a alguien más y que ese alguien es más temible que ellos. No piensan que sus propias vidas son observadas, tan cínicamente como ellos lo hacen con otros. Ni siquiera consideran la posibilidad de convertirse en prescindibles, tanta importancia le dan a la información que viciosamente recogen para